La vida es como manejar de noche
La vida es como manejar de noche.
Vas en el carro, manos en el timón, sólo puedes ver unos cuentos metros adelante, hasta donde alumbran las farolas. La única forma de saber para dónde vas es seguir avanzando.
Es un camino que te obliga a decidir. Está lleno de bifurcaciones, una tras otra, a veces con apenas unos metros de distancia. Rombois y rombois y más rombois. Vas tomando decisiones, escogiendo caminos, lo quieras o no, estés consciente de ello, o no.
Todo el tiempo estás decidiendo cuál camino tomar sin saber realmente a donde te llevará, porque apenas puedes ver hasta donde alumbran las farolas. Nos cuesta esta incertidumbre entonces preferimos engañarnos con el confort de la ilusión de creer que vamos por el camino que nos lleva a nuestro plan.
Hay caminos más famosos que otros, hay caminos más transitados. Escuchas historias en el radio. Lees biografías. Ves a tus padres, mentores y amigos. Te ayuda a decidir cuál tomar, pero recuerda que la realidad es que sólo puedes ver hasta donde alumbran las farolas.
En esta autopista no puedes frenar. Sobretodo cuando no quieres avanzar más, o cuando crees que no estás avanzando, cuidado, no te estás dando cuenta que estás acelerando.
No hay reversa, no hay como devolverse, no hay como volver a donde estuviste. A veces creerás que estás tomando un giro en U, pero no es así. Crees que volviste, sientes que volviste, pero no te engañes. Las personas han seguido avanzando, son las mismas, pero son diferentes. Tu has seguido avanzando, eres el mismo pero eres diferente. Uno nunca se mete al mismo rio dos veces. Engañarse es creer que puedes volver donde estuviste, que puedes volver a ser quien fuiste.
No todos los caminos son iguales. Hay unos que te permiten salir con facilidad, se sienten cómodos, ofrecen bifurcaciones justo cuando las quieres. Otros no. Esos los tengo bien identificados, los llamo TSR - Túneles Sin Reversa - pero son tan particulares que de esos hablaré en otra ocasión.
Cada camino te lleva a una vida completamente distinta, te abre y te cierra infinitos caminos. A estas alturas imagínate cuántas bifurcaciones has tomado, imagínate la cantidad de vidas alternativas que pudiste haber vivido. El colegio, la carrera, la pareja, el trabajo, locuras que hiciste o dejaste de hacer. Ahora imagínate la cantidad que tienes hacia adelante.
Invitar esa persona a un café. Renunciar. Tomar esa maestría. Cambiar de ciudad. Darse ese año sabático. Hacer ese maratón. Ir a esa clase de música. Todos son caminos. Tomarlos o evitarlos son caminos, en ningún caso sabemos hacia dónde nos llevarán.
No te mientas, nadie puede ver más allá de las farolas. No te mientas ya que aunque pudieras ver más allá, no sabrás cuál salida tomarás en el romboi. ¿Primera o tercera? ¿A la derecha o la izquierda?
Mira donde estás. ¿Es donde creías que estarías? ¿Donde decía tu plan? ¿Donde creías que ese camino te llevaría? ¿Hace veinte años, creías que estarías donde estás hoy? ¿Viviendo lo que has vivido hasta hoy?
Me gusta a veces mirar hacia atrás para dimensionarlo.
Un día con mis amigos nos dio por correr la media maratón de Bogotá. Eso llevó a otra media, que llevó a un maratón que llevó a un Ironman70.3. ¿Cómo entrenar para ese triatlón? ¿Entrenamos con algún equipo? Bifurcación. Nos metimos a uno, se llamaba el K2. Otra niña decidió meterse a entrenar al mismo equipo. Valeria.
¿Cómo sabría que tomar un domingo con mis amigos el camino de una media maratón era tomar el camino de conocer el amor de mi vida? Sólo vemos hasta donde alumbran las farolas. Toma caminos. El que menos esperas puede que te lleve a lo que más quieres.
También me gusta recordar cuando en julio de 2012 me fui a estudiar a Economía a Inglaterra con el único objetivo de continuar allá mi vida laboral después de graduado. El día que terminé clases me devolví a emprender en Colombia. Caminos que tomamos y no sabemos donde nos llevarán. Sólo vemos hasta donde alumbran las farolas.
Hoy no sabes para dónde vas. Digiere que este camino en el que estás en este momento no va a terminar donde crees que va a terminar. Y está bien, esa incertidumbre, esas sorpresas, esos retos y coincidencias del destino puede que sean lo más lindo de vivir.
Para mi lo más importante es darte cuenta que hay caminos. Que todo el tiempo hay caminos. Que estás escogiendo todo el tiempo. Que en este instante que lees estas palabras puedes girar a la izquierda y darle un rumbo completamente nuevo a tu vida, que si llevas un par de años monótonos tan sólo hay que cerrar los ojos y girar bruscamente a la derecha para entrar una trocha que será de todo, menos monótona.
Toma caminos, aprovecha las bifurcaciones. Métete al romboi. Abre oportunidades, déjate sorprender. No te arrepientas que no hay como volver. A veces gira con intención, a veces déjate llevar. Disfruta la vista que tienes hoy, porque jamás la volverás a ver. Ilusiónate con la incertidumbre de no poder ver más allá de las farolas. A lo mejor por eso dicen que cada día es un regalo, una sorpresa por destapar.
No te preocupes.
Sólo viendo hasta donde alumbran las farolas puedes darle la vuelta al mundo.