JuanFelipe

Dime con quien andas y te diré quien eres. ¿Pero qué pasa si uno no anda con nadie?

Dime con quien andas y te diré quien eres. ¿Pero qué pasa si uno no anda con nadie?

Desde la pandemia he estado muy sólo. Paso la mayor parte de mi día en soledad. Paso mucho tiempo solo.

‍Antes iba a la oficina. Antes mi tiempo era en Palma visitando decenas de clientes, antes vivía con mi familia y mis amigos. Antes estaba rodeado de gente el 99% de mi tiempo.

Ahora el 1%.

Ahora estoy sólo en la casa. Valeria viaja mucho y cuando está acá va siempre a la oficina. Ahora no tengo reuniones presenciales. Ahora estoy en Monomo construyendo un producto para miles de personas sin verme con ninguno. En fin, lo único que quiero decir es que ahora paso mucho tiempo sólo, que llevo varios años en estas, y que parece que esto me ha cambiado un huevo.

Esta es la idea que se atravesó por mi journal de ayer.

‍Llevo un par de años donde me levanto y no tengo a nadie a mi alrededor mirando qué estoy haciendo, ni cómo lo estoy haciendo, ni por cuánto tiempo. No le rindo cuentas a nadie. No tengo de quien copiarme. No tengo a nadie mirando cómo estoy vestido, ni siquiera si estoy vestido. No tengo ninguna reunión, ningún horario, ningún lugar a donde ir.

Si uno solo hace las cosas porque lo hacen feliz y no por presión social significa que haría las mismas cosas estando sólo o acompañado. Comparemos, ¿cómo es mi vida en soledad versus la prepandemia súper social?

‍No hay hipérbole suficiente para describir la magnitud de las diferencias.

No sólo ha cambiado mi vida. Me siento otra persona.

‍Me he vuelto mucho más callado. Me he alejado de extrovertido hacia introvertido, reservado. Amo el silencio. Amo no opinar.

Mis actividades favoritas han cambiado. Las cosas que me importan y sobretodo las que no me importan, han cambiado. La forma en que me visto ha cambiado. La forma en que veo la vida ha cambiado. Mis modales han sufrido un tris.

Mi día a día, mis fines de semana, mis compras, mis sueños se ven vastamente diferentes a lo que eran antes.

‍Si las dos vidas son tan diferentes entonces sí parece que estaba haciendo, diciendo, pensando, viviendo de una forma en la que no quería vivir. Hacía unas cosas simplemente por estar rodeado de personas y ser víctima de su presión.

¡Lo peor es que no sabía que no me gustaban! Yo juraba que eso era lo que disfrutaba, la presión social es invisible, como todos los peores enemigos.

‍‍Creo que es imposible escaparnos del que dirán, peor aún, sé que soy una persona que le importa mucho el que dirán. Sin querer queriendo, lo eliminé. No hay “qué dirán” si no hay quien diga. Por cosas del destino terminé en un pequeño experimento de cómo sería Juan sin presión social. Nadie me ve, nadie me presiona. Nadie me ve, no hay cómo me importe.

Gracias a eso nació un Juan que ahora sólo hace lo que lo quiere, un Juan más feliz.

‍¿Qué tal esta teoría conspirativa sobre el efecto de la soledad tan ridícula que me acabo de inventar?

‍Probablemente nada de esto es por la soledad y simplemente por la edad, por vivir, por el tiempo. Uno siempre está cambiando, quiéralo o no, esté solo o acompañado 😅. Y honestamente, estoy mucho más acompañado de lo que vendo en esta historia. He cambiado por las lecciones que he aprendido, por las personas que he conocido, por las cagadas que he cometido. He cambiado porque sigo vivo. Que manía la nuestra de querer encontrar una sola razón para un cambio. Nunca es solo una. Que manía la nuestra de querer siempre poder decir que x es culpa única y exclusivamente de y. La vida nunca es blanca o negra. Si he cambiado ha sido por infinidad de cosas, unas que creo que entiendo otras que ni me imagino. No vengas Juan aquí a inventar más de lo que hay.

‍El final feliz, es que no importa el no saber qué tanto atribuirle de mi supuesta transformación a la soledad. Hay dos cosas que si importan.

La primera es que amo estos thought experiments, son igualitos a esos verdaderos placeres de la vida en los que no importa el destino sino el camino.

La segunda, que desde que se me metió esta idea del supuesto efecto de la soledad en mi, me pregunto una y otra vez:

¿Estoy haciendo esto por presión social o porque realmente quiero?

Y desde que lo hago, y sobretodo, desde que decido dependiendo de la respuesta, siento que vivo un poquito mejor que antes.

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